¡Shaná Tová
Umetuká!
Por: Rodolfo Misrahi
Ya hemos atravesado las puertas de Rosh HaShaná,
Iamim Noraim y Iom Kipur, el tiempo más indicado para que
todo judío ore, se arrepienta y reflexione acerca de su conducta
con relación al prójimo y a Dios, para enfrentar un
año nuevo con una actitud más elevada y justa.
El legendario toque del Shofar invita a los corazones errantes a
una nueva oportunidad, escuchar sus sonido nos hace sentir portadores
de una fe inquebrantable y duradera, nos renueva de esperanzas al
saber que una vez más, como tantas otras, Dios perdona a
los hijos de su pueblo y otorga un nuevo comienzo.
Este Rosh HaShaná engalanado con la novia de Shabat nos privó
de la estremecedora Tekía del Shofar, pero la segunda noche
aguardaba para que los miembros de la Comunidad "Yad El",
hicieran sonar el shofar en manos de un joven miembro de 13 años
que lo haría por primera vez.
El estruendo de los relámpagos y la pertinaz lluvia no amedrentaron
a nuestra congregación para celebrar el advenimiento de un
nuevo año judío. Frutas de estación, cabezas
de pescado y la simbólica miel para tener un año dulce
y placentero acompañaron nuestro festejo, una vez más
los jóvenes mostraron ser la chispa del motor impulsor de
esta comunidad.
Nuestro compromiso a contribuir cada día con el Tikun Olam
cobra especial connotación durante estos días y cada
año que transcurre nos enorgullece descubrirnos más
reflexivos y concientes de nuestro papel ante Dios.
¡Shaná Tová Umetuká!
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