El trabajo del JDC en Cuba
por: Néstor Szewach. Representante del JDC en Cuba
(2002 - 2004).
"La acción habla más claro que las palabras"
(Miv. Hapeninim 7)
El JDC, Joint Distribution Committe fue creado en
1914, a partir de la recaudación de fondos para los judíos
de Palestina en estado de emergencia social, al comienzo de la Primera
Guerra Mundial, por iniciativa del Embajador de Estados Unidos en
Turquía, Henry Morgenthau, y el filántropo de Nueva
York, Jacob Schiff.
Un hito en la historia del JDC fue su tarea de rescate y asistencia
a los judíos víctimas de las acciones del nazismo
durante y después de la Shoá. Desde su creación,
el JDC centraliza los fondos provenientes de la mayoría de
las organizaciones y federaciones judías norteamericanas,
destinados a la ayuda humanitaria y social de las poblaciones judías
fuera de los Estados Unidos.
El JDC se ha propuesto como misión: socorrer a judíos
en estado de emergencia, en estado de necesidad; ayudar al Estado
de Israel a cubrir las necesidades de asistencia social de las poblaciones
más vulnerables; y restablecer y fortalecer la vida comunitaria
judía en los países donde ésta se desarrolla.
Millones de personas, en más de 85 países del mundo,
reciben ayuda del JDC.
La experiencia en Cuba
A partir de los inicios de la década del
90 comienza una ardua tarea de reconstruir y fortalecer las instituciones
judías cubanas a fin de recrear la identidad judía
de sus miembros. El JDC sostiene desde hace diez años la
contratación de un profesional que se desempeña en
el ámbito del trabajo comunitario y religioso, con la capacidad
de liderar y coordinar proyectos. Asimismo, desde esa época,
el JDC apoya al Rabino Samuel Szteinhendler en la supervisión
de la tarea religiosa y educativa en las comunidades judías
de todo el país, a través de sus periódicas
visitas. Desde entonces se han desarrollado diferentes programas
y actividades que posibilitaron el resurgimiento de esta comunidad.
Se puso especial énfasis en el retorno a las tradiciones
del pueblo judío y en la educación religiosa y cultural
de la comunidad.
Quisiera resaltar la importancia de la labor desarrollada
en el marco sinagogal, en la dirección de los servicios religiosos
y en la capacitación constante de aquellos que hoy comparten
la responsabilidad de conducir los rezos en las diferentes sinagogas
del país. El Shabat es recibido en comunidad en cada Beit
Hakneset. Hoy también se desarrolla un programa de estudio
para Bar y Bat Mitzvá para aquellos jóvenes que alcanzan
la edad de ser parte íntegra del colectivo comunitario. ¿Cómo
no alimentar nuestras sinagogas del fervor de estos jóvenes?
¿Cómo no estimularlos a semejante vivencia familiar
y comunitaria? Detrás de ellos sus padres, hermanos y la
comunidad toda alentándolos en su primera aliá a la
Torá. Las sinagogas se han vestido de gala en los últimos
años para celebrar bodas comunitarias. Numerosas parejas
han tenido la posibilidad de recibir sus bendiciones debajo de bellas
jupot (palio nupcial) durante la última década.
Como un puntal de enorme valor aparece la Escuela
Hebrea "Majón Tikún Olám", hoy renovada
en sus programas y metodología educativa. El Majón
alberga a más de setenta niños y veinticinco adultos
que cada semana reciben sus cursos gracias al trabajo incansable
de un grupo de morot, quienes dedican su tiempo y esmero en transmitir
sus conocimientos a los alumnos, en esta eterna cadena de estudio
y enseñanza que ha sido por miles de años el judaísmo..
El JDC desarrolló una central pedagógica que cuenta
con material teórico y didáctico para la enseñanza
y un programa de capacitación docente con contenidos de historia,
relatos bíblicos, literatura, filosofía, festividades
y shirá (canciones).
Imbuidos en el ánimo de educar y difundir
nuestra cultura es que editamos el boletín "Menorah",
medio de comunicación y formación comunitaria. En
sus páginas expresa el vibrante latir de la Comunidad, siendo
además una huella del paso del tiempo en la historia del
judaísmo en Cuba. Importante también es mencionar
las diversas capacitaciones, conferencias y seminarios promovidos
por el JDC durante esta última década, que han aportado
al reverdecer comunitario.
Mucho ha sido el trabajo realizado por el JDC en
las comunidades de las provincias. Morim y madrijim, con gran entusiasmo
viajan desde La Habana hasta Guantánamo para dar asistencia
y fortalecer la vida judía en las distintas Kehilot (comunidades)
del interior. Cada fiesta recibe su celebración, cada ocasión
es propicia para nuevos aprendizajes ¿Cómo no conmoverse
en una Havdalá en Villa Clara o en Cienfuegos, o recibiendo
un Shabat junto a las comunidades de Granma en la sinagoga de Santiago
de Cuba? ¿Cómo no emocionarse festejando Purim en
Camaguey o Guantánamo, o viendo bailar a los niños
de Sancti Spiritus?. Es que la tarea desarrollada en las comunidades
del interior tiene un mérito particular y hace de este programa
un puntal de nuestro trabajo.
Los Rikudim (danzas folklóricas israelíes)
tienen también su espacio. El grupo de Rikudim de La Habana,
"Emuná" se reúne una vez por semana y recibe
una capacitación mensual de su moré, como parte de
un programa que incluye a las comunidades de Guatemala, El Salvador
y Costa Rica. Este programa permitió además, el florecimiento
de nuevos grupos de Rikudim en comunidades del interior del país.
Los diferentes grupos de la comunidad se reúnen
en los majanot (campamentos), encuentros propicios para el intercambio,
el conocimiento, el aprendizaje y el desarrollo de lazos. Los bellos
paisajes de la isla de Cuba, propician el marco ideal para la vivencia
de las peulot (actividades) planificadas con esmero por los madrijim
(coordinadores). Los adolescentes, jóvenes, adultos y adultos
mayores disfrutan con plenitud la vivencia judaica de los majanot.
Un párrafo aparte merece el programa de ayuda
médica de la comunidad, cuya principal tarea consiste en
proveer gratuitamente medicamentos poco accesibles en el país
como consecuencia del período especial que atraviesa. El
JDC contribuyó a la formación del programa y ayuda
a su sostenimiento. Desde la abnegada tarea de las personas calificadas
que se encargan de su funcionamiento se atiende a las necesidades
de todo aquel que requiere de un medicamento mediante la presentación
de su correspondiente prescripción médica. Además
se preparan las cajas con medicinas que se reparten en las comunidades
de las provincias. El aporte en beneficio de la comunidad es muy
valioso.
El programa Kesher de ayuda Social, nacido en el
seno de la Organización Juvenil, tiene como objetivo ayudar
a personas ancianas judías que no posean las facultades físicas
para llevar una vida normal dentro del ámbito comunitario.
A su vez, es interés primordial del grupo, visitar y ayudar
a personas enfermas que se encuentren invalidadas de forma total
o parcial, así como también a aquellos que se enfermen
de manera temporal y se encuentren en reposo en sus hogares. Son
los jóvenes de la comunidad quienes tomaron el interés
y compromiso comunitario por este proyecto.
Apoyada en la tradición de nuestro
milenario pueblo, inspirada en los valores de la Torá, guiada
por la sabiduría de nuestros mayores e impulsada por la vibración
de la juventud, la Comunidad Hebrea de Cuba vive horas de florecimiento
comunitario, siendo éste la mejor expresión de la
tarea realizada.
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